SANTO Y COMUNISTA

CUANDO DOY COMIDA A LA GENTE POBRE, ME LLAMAN SANTO. SI PREGUNTO POR QUÉ LOS POBRES NO TIENEN ALIMENTOS, ME TILDAN DE COMUNISTA

Dom Helder Camara,
arzobispo brasileño.

Leamos San Marcos 6:30-44

“El lugar es desierto y la hora avanzada. Despídelos para que vallan a los campos y aldeas de alrededor y compren para sí algo de comer”.

Esa es buena sabiduría convencional. Si esta multitud se queda hasta el anochecer, nos sentiremos desbordados – hay que enviarlas a las aldeas vecinas a fin de que compren alimentos para sí. La sugerencia de los discípulos los mantiene en estado de buena y sabia reflexión, además que les protege de involucrarse o sentirse abrumados.

En contraste con esta sugerencia, Jesús responde que no es necesario que la multitud se vaya:

“DENLES USTEDES DE COMER”
Ustedes!!! Hacen posible que la gente coma. Habrá sido una experiencia impactante para los discípulos. El llamado que se les hacía no se limitaba a ofrecer sugerencia sabia en la oración. Era un llamado a la acción.

Hoy día nos enfrentamos a desafíos similares. Las economías del mundo, hoy en crisis, han sido arregladas de tal manera que millones de personas se están yendo a dormir con hambre e incontables seres humanos tiene un escaso acceso a la salud, educación y otros servicios. Mientras tanto los sistemas económicos funcionan solo para aquellos que tienen cinco panes y dos pescados, que los guardan para sí mismos y egoístamente se benefician de las ganancias. Los sistemas protegen a aquéllos que tienen e instituyen barreras para quienes no poseen nada. ¿Quién protegerá a las multitudes?

Jesús parecía ser consciente de que enviar a los discípulos a las aldeas podía ser fácil pero no produciría ninguna solución satisfactoria. Algunas personas siguen hambrientas cuando van a dormir.

Es necesario que los discípulos emprendamos acciones que realcen la vida – que demos los limitados recursos a Dios para que los bendiga Aquél que todo lo creó y luego nos comprometamos a seguir la instrucción divina de la “distribución equitativa”. Este es el llamado que hoy se nos hace.
¿Veremos a Dios llamándonos a un nuevo nivel de acción – aprendiendo nuevas formas de llevar alimentos y plenitud de vida a toda la gente, aún cuando esto signifique enfrentarnos a los poderes que pretenden quedarse con los panes y los pecados del mundo? ¿Aún si implica nuestro propio estilo de vida? ¿Cuán conscientes estamos a responder el desafío de Dios? TU, DEBES DARLE DE COMER…


¿Cuánto valen cinco panes y dos pescados? Eso depende. Quizás valgan mucho si hay solo cinco panes y dos pescados para una multitud hambrienta.

La “lógica” del mercado nos dice: “POCA OFERTA, GRAN DEMANDA, PRECIO ALTO”. Sin embargo, ¿porqué hay poca oferta? Si los alimentos son vendidos o comerciados, ¿Quién se beneficia del precio alto y quien sufre a causa de esto?

Jesús mira más allá de las convenciones del mercado y se abre paso entre las excusas de nuestras insuficiencias. Cuando notamos que lo que tenemos no es suficiente para solucionar el problema. Cuando nos sentimos atrapados por una percibida escasez, Jesús invoca la promesa de la bendición.

¿Somos capaces de creer que la bendición puede superar a la codicia?


¿Compartir los recursos que tenemos, ya sea mucho o poco, puede ser una parte de la historia de Dios en la que toda la gente se alimenta y tiene?

¿Podemos insistir en “reglas de bendición” en vez de “reglas de comercio” de modo que los que tienen poco también puedan comer?

Hoy en nuestro país hay muchos que tienen cinco panes y dos pescados y no solo se niegan a compartirlos, sino que se cansan de mostrarlos y viven a costillas de un pueblo trabajador pero también hambriento.

Otros, como el gobierno eligen guardar los “cinco” panes y los dos pescados en el “BANC-ONGELADOR” y en nuestras calles sigue habiendo uno de cada tres argentinos/as que viven en hogares pobres y hambrientos… y paradójicamente son el eje de su discurso…


Pastores
Diego Javier Mendieta y Gabriela Soledad Guerreros.

Dimensión de Fe
Una Iglesia de todos y para todos…

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